¿Qué falta para que haya democracia?

Falta lo fundamental:  que los políticos dejen de tratar a los ciudadanos como si fuesen menores de edad necesitados de que piensen y decidan por ellos.

En los sistemas democráticos se supone que los partidos políticos representan a los votantes, pero ¿cómo van a hacerlo si creen que los votantes son inferiores, una masa informe que precisa ser tutelada y manejada por los superiores?  ¿Hay alguna razón para que lo crean?  Ninguna, salvo que siempre fue así.  Pero lo fue porque desde muy pronto se insertó en la sociedad un sistema de supremacía que dio el mando a unos cuantos para que sometieran a la mayoría apoyándose en ideas falsas de superioridad e inferioridad innata. Antes, los políticos surgían de las clases sociales privilegiadas. Ahora surgen de las universidades y están igual de desconectados con la realidad y con la gente corriente. El dominio de los ¨superiores¨  se corrigió un poco en los sistemas democráticos, pero nunca llegó a darse el paso fundamental de dar voz y voto a la mayoría. Los habitantes de países con régimen de dictadura no tienen ni voz ni voto. Los de países con régimen democrático tienen voto, pero no tienen voz.

La división en dos bandos ideológicos de la política del siglo pasado creó la ilusión de que había solución para todo. Las dos ideologías prometían un paraíso en el que dejaría de haber problemas y todo se arreglaría. Pero lo que se vio fue que la idolatría de la libertad y lo privado de uno de los bandos daba más libertad aún de la que ya tenían a los poderosos para atropellar y acaparar riqueza y que la idolatría del Estado del otro bando llevaba a que, en nombre de la igualdad y la colectividad, mandaran las elites y trataran a todos como si fueran borregos.  Ahora, los partidos de derecha y de izquierda fingen que hay diferencia entre ellos para que no se note mucho que lo único que saben hacer es dar vueltas sin pensar en la pecera en que viven alejados del mundo real. Por lo cual, aunque haya el derecho al voto, no hay a quién votar porque todos son lo mismo. La política ¨democrática¨  funciona como esas grandes empresas comerciales que ofrecen el mismo producto con distintos nombres para que la gente crea que puede elegir y usan la propaganda y las técnicas de mercadeo y psicología conductista para engañar al público y acaparar poder y riqueza. Los políticos se rodean de propagandistas y encargados de relaciones públicas para que presenten el ¨producto¨  que quieren vender como si fuera auténtico y de calidad aunque sea de pacotilla.

Tendría que quedar atrás lo de hacer de la política una religión y que los políticos funcionen como autoridades eclesiásticas y pontifiquen como si fueran perfectos y lo supieran todo por haberse apuntado al único dios verdadero. La gente dejó de hacer caso a los que hablaban en nombre de la religión cuando vio que predicaban de oficio y no creían en lo que decían, y lo mismo está ocurriendo con los políticos. La actitud de los políticos es elitista, dominante e infravalora a la humanidad. La sociedad en conjunto es mucho más capaz de entender y progresar que la elite de ¨los mejores¨. Todo lo que valió la pena fue surgiendo de ella a pesar del mal gobierno de los que se adueñaron del poder por la fuerza y con malas artes.

Vivir de la política, como vivir de los altares, es un engaño. La política como carrera no debería existir. En el gobierno tendría que haber gentes con experiencia y conocimiento de la vida y que supieran de lo suyo, agricultores, comerciantes, industriales, personas mayores, madres y padres, amas de casa, artesanos y todas las demás piezas fundamentales de la sociedad. Esas personas podrían explicar  problemas y ayudar a buscar soluciones en vez de usar fórmulas, recetas y teorías que simplifican y ocultan la verdad.

La política tendría que estar al servicio de la sociedad y no la sociedad al servicio de la política. El conocimiento de la política y la economía debería considerarse tan esencial como saber leer y escribir.  Los ¨superiores¨  hicieron siempre todo lo posible para que las mujeres, los siervos, los trabajadores, los de clase social baja y los ¨inferiores¨ no tuviesen acceso al conocimiento y al saber, y siguen haciéndolo al presentar la política y la economía como materias arcanas que no están al alcance de todos. Pero, si se hablase de economía y política como se habla de fútbol, lo que se descubriría sería que los políticos de carrera ni jugar saben. Se vería que lo que hacen no es política y que la economía está dirigida a que los que trabajan tengan que pagar el lujo y la incompetencia de los que mandan y gobiernan.

Leave a comment

Design a site like this with WordPress.com
Get started