Feminismo y generismo

¿Por qué dejó de hablarse de los problemas y derechos de la mujer y ahora solo se habla del género, como si lo otro  fuese anticuado y de poca categoría o no respondiese a la realidad? ¿Quién ganó y quién perdió con eso?

Por feminismo habría que entender la potenciación de la mujer y el reconocimiento de la gran injusticia que se cometió al haberla considerado inferior, privarla de derechos y libertad y tratarla como menor de edad eterna. Sustituir el feminismo por el generismo desvía la atención de un problema que afecta a todos y la centra en cuestiones de identidad. Y reducirlo a la igualdad lleva a que se imite y reproduzca el mismo mundo masculinizado y la misma forma de actuar y pensar que llevó al desprecio y hasta odio a las mujeres y a lo femenino. Al hombre se le dio libertad para hacer lo que quisiese sin tener en cuenta las consecuencias, y se le empujó a que atropellase y maltratase a las mujeres. ¿Deberán aspirar las mujeres a hacer lo mismo en nombre de la igualdad, con lo cual se multiplicará la injusticia del sistema? ¿O sería mejor para todos que  los hombres no tuviesen ese exceso de libertad que llevó al desmán, al vicio y al atropello?

El movimiento feminista de hoy en día procede directamente del Women´s Liberation Movement que surgió en los Estados Unidos a mediados del siglo pasado, iniciado por mujeres procedentes de una izquierda política en la que se despreciaba la reivindicación femenina porque era artículo de fe que los males que pudiere haber en ese sentido se curarían solos cuando se impusiese lo que esa izquierda entendía por orden y justicia. Aunque la izquierda se apropió del feminismo como si le perteneciese por derecho natural, mostró en general poca sensibilidad e interés. La Revolución Francesa quitó poderes a las mujeres para dárselos a los hombres, en el ideal de libertad de los anarquistas resaltaba el derecho a repartirse a las mujeres entre ellos como si fuesen objetos y los partidos de izquierda fueron los que más se opusieron a que las mujeres tuviesen derecho al voto.

El caso es que aquellas mujeres del Movimiento de Liberación de las Mujeres, muy jóvenes en su mayoría y universitarias de clase media más bien alta, pusieron a andar lo que fue el movimiento feminista del siglo XX. Desde el principio insistieron en que la desigualdad entre hombres y mujeres provenía de que las mujeres eran siempre buenas y pacíficas y los hombres malos y violentos. Y ya muy al comienzo del movimiento hubo intentos de culpar a la lengua del ¨machismo¨ diciendo que la palabra  women, por tener men,  significaba subordinación de las mujeres, por lo que, para evitarlo, había que cambiarla por wimin, lo que hizo del feminismo la risa del mundo por la ignorancia que demostraron de cómo funcionan las lenguas y la creencia de que el inglés era la lengua universal y la que se hablaba en el Paraíso.

Enfocar la cuestión partiendo de que todo era culpa de los ¨machos¨ y que las mujeres eran siempre buenas y hacían todo bien llevó a no admitir que las mujeres colaboraban en el sistema, por fuerza unas veces y por gusto otras. Cuando en los años noventa se descubrió hasta qué punto el incesto y el abuso sexual eran casi lo normal en las familias, no se profundizó en el asunto, porque lo que se descubrió también fue que muy a menudo las madres miraban para otro lado y dejaban que sucediese para mantener las apariencias o para conservar al marido o al amante. El no querer admitir que las mujeres colaboraban llevó también a que el movimiento feminista de la izquierda ultracorrecta tolerase la mutilación genital de las niñas en nombre del respeto a otras culturas y a otras razas, ya que habría habido que reconocer que eran las mujeres de las familias las que insistían en que se hiciese y que era más culpa de ellas que de los hombres. Al apresurarse a defender lo ultracorrecto, es decir, el statu quo y el conformismo, y a impedir todo tipo de crítica llamando racista, machista y fascista al que se atreviese a decir algo en contra, hicieron que no pudiese haber comprensión ni análisis y que todo se redujese a un catecismo autoritario y una colección de frases propagandísticas.  Y al no querer analizar el sistema para no encontrarse con que las madres tenían gran influencia y que esa influencia la utilizaba el sistema para insertar ideas de supremacía y jerarquía natural, hicieron que las mujeres pareciesen inferiores natas y víctimas por gusto, porque ¿cómo se explica que durante siglos y siglos no consiguiesen cambiar la situación?  Si las madres se hubiesen negado a que en las familias se mimase al hijo varón y se despreciase a la hija por ser mujer, o si no hubiesen animado a los hijos varones, activa o pasivamente, a que tratasen mal a las mujeres y las burlasen dejándolas abandonadas con hijos, o a que se divirtiesen usándolas como seres subalternos puestos en el mundo para darles placer, el abuso de la mujer no estaría consentido por la sociedad. 

La incoherencia que resultó de todo ello hizo que las oleadas de feminismo no durasen en general más de dos años y que fuese muy poco lo que se consiguió, salvo una selección de mujeres ¨triunfadoras¨ para demostrar que las mujeres podían hacer lo mismo que los hombres. El feminismo fue sustituido por un generismo que surgió cuando las universidades decidieron que convendría ocuparse de ese segmento del mercado y, como sonaría mal lo de estudios de sexo o estudios de la mujer, lo cambiaron por estudios de género, que sonaba mejor y tenía más altura que las ¨cosas de mujeres¨. La cuestión de la justicia cayó por la borda y el modelo siguió siendo feminófobo, todo envuelto en lenguaje  eufemístico y cada vez más ininteligible para los que no conozcan el vocabulario. ¿Qué podrá ser la violencia de género? ¿Por qué no llamarla violencia contra las mujeres, u odio a las mujeres, si eso es lo que es? Y, ¿entenderán las mujeres y los hombres corrientes que cuando las feministas hablan ahora de derechos reproductivos se están refiriendo sobre todo al derecho al aborto?

El generismo se centra en cuestiones de identidad y orientación sexual y no debiera confundirse con el feminismo, que tendrá que ser siempre la potenciación de la mujer y de lo femenino por creer que fueron aplastados y falseados, lo que no impide que pudiera y debiera haber la potenciación de lo masculino, tan falseado por el sistema como lo femenino, y la potenciación de los hijos, maltratados por el sistema desde que nacen. A las mujeres no se les pregunta por su identidad y si están o no conformes con ella cuando se decide que ya nacen inferiores, o cuando no se les dan estudios por ser niñas y no niños o se violan en masa como castigo en las guerras, como no se les preguntó cuál era su identidad cuando se les tronzaban los pies en China ni se les pregunta ahora cuando se les mutilan los genitales o se usan como mercancía en la trata y prostitución.

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