Casi todo lo que ocurre en la política de estos últimos tiempos apunta a que la gente no quiere que la gobiernen las elites, sean de derecha o de izquierda, porque entiende que lo único que les interesa es lucirse, hacerse con el poder, atesorar dinero y asegurarse de que sean pocos los que puedan entrar en las alturas reservadas a los victoriosos. La gente quiere democracia y las elites no se la van a dar.
Las elites se repartieron el mundo entre ellas y destruyeron todo lo que se oponía a su codicia, provocaron guerras absurdas de las que siempre sacaron provecho, e hicieron que la vida fuese inclemente y cruel para todos los que quedaron fuera del Olimpo en el que se situaron y desde el que se creyeron con derecho a dictar y atropellar.
Lo que la gente quiere es que los políticos dejen de tratar a ¨la plebe¨, a todo el que no sea elite, como si fuese incapaz de pensar y de sentir. Quiere que no la declaren menor de edad permanente, como se declaró a las mujeres, y que no le dicten lo que tiene que ser y hacer. Quiere liberarse del patriarcado, ese sistema que fue divinizado por los que manejaron las religiones e instituye desde la familia la superioridad y tiranía del patriarca varón y la inferioridad y sumisión de las mujeres y los hijos. En la política contemporánea el patriarcado funciona al máximo: la derecha hace el papel masculino, duro y cerebral, y la izquierda el femenino, blando y sentimental. Las dos ponen la falsa razón y el falso sentimiento al servicio de la dominación de unos y la sujeción de otros y las dos aplican a la política nacional e internacional las pautas abusivas que se aprenden en la familia típica del patriarcado. La derecha representa el papel del varón-patriarca con derechos divinos sobre la familia y la sociedad, y la izquierda hace el de madre patriarcada que entrega los hijos al patriarca.
La lucha contra la tiranía del patriarcado empezó en la familia y está llegando ahora a la política nacional e internacional. Que desaparezca ese sistema de mando y obediencia que solo puede traer injusticia y crueldad es lo que la gente quiere. Y por eso no hace caso de nada de lo que dicen y predican los patriarcados de los dos bandos.
Abril de 2017