Espías, guerras y dinero

Si la inmensa cantidad de dinero de los contribuyentes que se dedica al espionaje y a la compra y venta de armas se dedicase a tareas más apropiadas, el mundo dejaría de estar siempre en pie de guerra y en manos de las elites que se aprovechan de ello.
A nivel internacional habría que exigir que se adoptase una conducta más civilizada, la que se adoptó a nivel nacional en muchos países y hace que no tengamos que andar armados ni espiándonos los unos a los otros. Son las elites las que promueven que todo se centre en el secreteo, el espionaje y las guerras, porque eso fue siempre para ellas fuente incomparable de poder y riqueza.
El espionaje no es más que cotilleo, enredo, insidia, patraña, bulo y engaño enaltecido y sublimado y, como el cotilleo, nunca sirvió para nada bueno, porque no puede ofrecer información profunda y veraz. Sólo sirve para intrigar y manipular. Si ya es difícil interpretar la vida propia y la de las personas más allegadas, mucho más lo es interpretar los datos que puedan recoger los espías. Y, aun en el caso de que se interpretasen bien, nada garantizaría que se fuese a hacer buen uso de la información adquirida.
Dicen algunos historiadores que la Gran Bretaña perdió lo que era su colonia de Singapur porque, a pesar de que el servicio de inteligencia británico sabía quiénes estaban entregando todos los datos a los japoneses, el gobierno de Churchill  permitió que uno de esos espías siguiese haciéndolo porque era de buena clase social, por lo que, llegado el momento, los japoneses estaban al tanto de todo lo que iban a hacer los ingleses y pudieron derrotarlos. Y en la más reciente guerra de Irak hubo un enorme fallo de inteligencia debido a que eran muchos los espías burocráticos capaces de recoger datos, pero faltaban espías ¨de los de antes¨, personas con buen conocimiento del país y sus lenguas y capaces de analizar e interpretar la realidad a fondo.
El espionaje, como el chisme, lleva a la opinión superficial y casi siempre equivocada. Sólo vale para infundir miedo, esparcir opiniones erradas,  manipular la información y crear un mundo que funciona como un gran estado policíaco en el que se vigila y enreda para dominar, infantilizar y privar de libertad.
Noviembre de 2013

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